Ser entrenador/a de cantera es terminar la temporada con la cabeza alta pensando en lo que mi equipo hizo bien, en lo que yo pude hacer mejor y en el siguiente reto.
Ser entrenador de cantera es salir por la puerta de adelante del Pabellón y saludar a las familias de los jugadores, a todos, no solo a los que les caigo bien
Ser entrenador de cantera es revisar los entrenamientos de la temporada, tomar notas para la siguiente, sonreír por los grandes momentos y reflexionar sobre los menos buenos.
Ser entrenador de cantera es sentir un orgullo de mi equipo, de cuando se ha esforzado y cuando hemos jugado bien
Ser entrenador de cantera es felicidad por la mejora individual de todas mis jugadoras, sobre todo de las que menos motivación tenían cuando era septiembre.
Ser entrenador de cantera es convencer y no imponer todo el rato.
Ser entrenador es eliminar de mi repertorio frases como “Este partido no es de nuestra liga”.
Ser entrenador de cantera es convencer de que hasta lo imposible no lo es en base al entrenamiento eficiente.
Ser entrenador de cantera es conseguir que tus jugadores no necesiten mirar a la grada.
Ser entrenador de cantera es decirles a las familias a la cara y con serenidad que, por favor, no le hablen a sus hijos e hijas cuando están en la cancha o en el banquillo. A quién perjudican es a quién más quieren.
Ser entrenador de cantera es conseguir que esos padres que esperan a la charla en el coche se lo piensen antes de proyectar sus inseguridades en forma de negatividades o consejos egoístas.
Ser entrenador de cantera es conseguir tener seguridad en uno mismo y saber que los padres no son los enemigos, sino los mejores aliados si están bien informados y son apreciados.
Ser entrenador de cantera es dar el papel adecuado a las familias, no podemos pedirles que no sean hooligans y cuando llegan los playoffs desear que hagan todo el ruido posible (pero siendo deportivos…)
Ser entrenador de cantera es rebajar expectativas al padre que cree que tiene en casa a MJ reencarnado, de una forma constructiva y sostenible para que no se ofenda pero que sirva a su hijo.
Ser entrenador/a no es ser coordinador, pero la mayoría de los clubes no tienen coordinador que coordine lo deportivo, ni las relaciones con las familias, ni nadie que le haga de mentor.
Ser entrenador de cantera es reinventarse y llenar vacíos importantes. Si crees que es solo entrenar, te equivocas.
Ser entrenador de cantera es encontrar la corriente interna de un grupo de deportistas y ayudar a que jueguen con más autonomía.
Ser entrenador de cantera es quedar con los demás entrenadores del club y tomar esa cerveza para hablar de entrenamientos, de ejercicios, de baloncesto. Y cada vez menos del siguiente fichaje que le voy a exigir al club.
Ser entrenador de cantera es jugar con 12 alevines los partidos importantes y no con 9. Luego no nos extrañe que en Cadete o en Junior no juntamos generaciones enteras…
Ser entrenador de cantera es empezar la temporada con 10 fichas en el equipo y acabarla con 17. Hasta 12 en plantilla y otras 5 que se han ido incorporando porque en clase se ha corrido la voz de lo bien que se lo pasan.
Ser entrenador de cantera es verle las virtudes a los que están aprendiendo. Y sonreírlas, no elogiarlas demasiado. Un poquito.
Ser entrenador de cantera es observar los defectos y que no se conviertan en obsesiones en negativo a la hora de corregir.
Ser entrenador de cantera es nivelar atención entre los que más la necesitan y los que más la merecen.
Ser entrenador/a de cantera es un viaje formidable en el que no hace falta estar cambiando de club cada temporada, la lealtad y continuidad son destinos turísticos exóticos maravillosos
Ser entrenador de cantera es cruzarte con tus jugadores años después y comprobar que el pasado de esfuerzo, diversión deportiva y satisfacción une mucho.
Ser entrenador de cantera es una de las mejores cosas que te puede pasar.
Ser entrenador de cantera es vivir momentos inigualables.
El contenido escrito está tomado de la cuenta de PITI HURTADO en TWITTER. Gracias.
